En poco tiempo, los toldos de exterior pueden cubrirse de arena naranja, suciedad y residuos. Debes aclararlos a fondo al menos dos veces al año. Si tu toldo está rodeado de árboles grandes, o si vives en una zona especialmente polvorienta, debes aclararlo con más frecuencia.
No necesitas herramientas sofisticadas: una manguera de jardín y una escalera bastan.
Si tus toldos siguen pareciendo sucios después de enjuagarlos a fondo, debes fregarlos con agua y jabón. Ten cuidado de utilizar los métodos adecuados según se trate de metal o tela. Por ejemplo, puedes fregar los toldos metálicos de forma más agresiva que los de tela utilizando un cepillo fabricado para el lavado de coches y jabón de fregar normal. Para la tela, utiliza una solución suave y un cepillo de cerdas blandas. Si utilizas un cepillo de cerdas duras, corres el riesgo de dañar la tela.
Es esencial que dejes que el toldo húmedo se seque completamente -como después de un chaparrón-, pues de lo contrario pueden aparecer manchas de moho o decoloración.
Si observas manchas persistentes o suciedad acumulada en los toldos después de haberlos fregado, puede que tengas que hacer un tratamiento localizado. En los tejidos, remoja las manchas con un limpiador para ropa y tejidos o simplemente con un detergente suave como Woolite.